domingo, febrero 14, 2010

Desde la redacción

Uno de los principales problemas de la sociedad actual es de memoria. ¿Alguien se acordaba de Honduras? El golpe no tenía más de un par de meses y la comunidad internacional miraba para otro lado. Ahora reaparece en las noticias porque Zelaya ha vuelto y la gente sale a la calle. ¿Hay alguna persona o algún periódico que recuerde la matanza de indígenas de Bagua, en el Perú? Ocurrió el 5 de junio, tres meses atrás. ¿Quién se acuerda de las elecciones “fraudulentas” de Irán que llenaron páginas y páginas durante muchos días en la prensa? ¿Alguien se acordaría de la invasión de Irak y del conflicto de Afganistán si no fuese por los atentados casi diarios?
Vamos un poco más lejos en el tiempo. ¿Se recuerdan cuando a los talibanes, los malos actuales, se les llamaba, en la era Reagan, Luchadores por la Libertad? Así con mayúsculas. Aparecía publicidad en los diarios cada día pidiendo ayuda para comprarles equipos de combate. Sí, en los mismos diarios que hoy los denuncian por lo mismo que hacían antes, cuando los apoyaban. ¿Recuerdan el conflicto Irán-Irak? Occidente apoyaba a Saddam Hussein, quien luego pasaría a ser el malo oficial.
Podríamos seguir poniendo ejemplos indefinidamente.
Esta falta de memoria ataca también, como no podía ser de otra manera, a la cultura. Hay una enorme cantidad de intelectuales, de escritores, de artistas, olvidados.
El tema es muy importante, porque somos cultura, y la cultura se va construyendo encadenada, asociada. Incluso lo nuevo, lo transgresor, lo revolucionario, quiere siempre superar algo que existió con anterioridad. Y si no conocemos lo que queremos superar, cómo podemos hacerlo.
Hemos sido acostumbrados, por una sociedad basada en el dinero y el consumo, a la novedad y la sorpresa. Se oye decir con frecuencia “este libro (este cuadro, esta película, etc.) no es original”, como si la literatura y el arte estuvieran condenadas al descubrimiento eterno, cuando en realidad su objetivo es llevarnos a la reflexión.
Pero claro, si reflexionáramos llegaríamos por fin al descubrimiento. Comprenderíamos que existen olvidos naturales y olvidos interesados. Nos daríamos cuenta de que estamos siendo estafados, de que cada uno cuenta la historia que le conviene y de la forma que le conviene.
En esta lucha contra el olvido, traeremos a Malabia, en entregas sucesivas, tres revistas que fueron referencia fundamental de la cultura de habla hispana: la revista Sur, el semanario Marcha y la revista de Casa de las Américas.
El semanario Marcha usaba como elemento de identidad una antigua frase que muchos asocian a los fenicios: Vivir no es necesario; navegar es necesario. Y para navegar necesitamos conocer el oficio.



No hay comentarios.: