Merde d´artiste
Estamos en 1961 en Italia. Tres amigos artistas –Bonalumi, Manzoni y Castellani- tratan de vender su obra en una exposición en Milán. Harto de las negativas, Piero Manzoni exclama: “Estos imbéciles burgueses sólo compran mierda”. Cuando la rabia cede empieza a pensar seriamente en la frase. ¿Se trataba solamente de un desahogo personal o es una gran verdad?
Unos meses después el artista convoca a varios coleccionistas en su estudio y les muestra su última creación: una lata de conservas conteniendo 30 gramos de sus heces rodeada por una etiqueta con el nombre de "Merde d'Artiste".
La intención de Manzoni era criticar irónicamente a un mercado de arte dispuesto a comprar cualquier cosa y a cualquier precio. Lo que quizá ni él mismo podía imaginar en sus más salvajes fantasías, era que las noventa latas que había preparado con sus excrementos dentro quedarían en la historia del arte como su obra más exitosa, entrarían a formar parte de la colección de la Tate Gallery londinense y una de ellas sería subastada en Sotheby´s por 124 mil euros.
Embalado en la facilidad de tomarle el pelo a la sociedad del arte y la cultura, Manzoni vendió “aliento de artista” dentro de globos y la línea del horizonte. Por desgracia, un infarto se lo llevó en 1963, cuando apenas tenía treinta años, privándonos de comprobar hasta dónde podía llegar con sus ventas inverosímiles y cuál es la profundidad de la estupidez del llamado mundo artístico, que curiosamente mira a los demás –especialmente si pertenecen a clases sociales inferiores- por encima del hombro.
Y una última cuestión: Bonalumi, compañero de fatigas de Manzoni, asegura que las latas no contienen heces sino yeso.
Unos meses después el artista convoca a varios coleccionistas en su estudio y les muestra su última creación: una lata de conservas conteniendo 30 gramos de sus heces rodeada por una etiqueta con el nombre de "Merde d'Artiste".
La intención de Manzoni era criticar irónicamente a un mercado de arte dispuesto a comprar cualquier cosa y a cualquier precio. Lo que quizá ni él mismo podía imaginar en sus más salvajes fantasías, era que las noventa latas que había preparado con sus excrementos dentro quedarían en la historia del arte como su obra más exitosa, entrarían a formar parte de la colección de la Tate Gallery londinense y una de ellas sería subastada en Sotheby´s por 124 mil euros.
Embalado en la facilidad de tomarle el pelo a la sociedad del arte y la cultura, Manzoni vendió “aliento de artista” dentro de globos y la línea del horizonte. Por desgracia, un infarto se lo llevó en 1963, cuando apenas tenía treinta años, privándonos de comprobar hasta dónde podía llegar con sus ventas inverosímiles y cuál es la profundidad de la estupidez del llamado mundo artístico, que curiosamente mira a los demás –especialmente si pertenecen a clases sociales inferiores- por encima del hombro.
Y una última cuestión: Bonalumi, compañero de fatigas de Manzoni, asegura que las latas no contienen heces sino yeso.
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