Editorial
Desde los primeros números de Malabia hemos intentado analizar el funcionamiento del mundo de la cultura en nuestros días. No fue tarea fácil, esa realidad es sumamente compleja. Pero hay un punto en que todos los ensayistas coinciden: estamos ante una cultura de masas, encabezada por la televisión, cuyos dueños son, a la vez, dueños de los grandes diarios, las grandes radios, las principales editoriales y galerías de arte. Baste como ejemplo el "progresista" Grupo Prisa español, dueño de Televisión Digital, Canal Plus, la editorial Alfaguara, algunas revistas de gran tiraje, y junto al Grupo Godó -también español- propietario de 1235 emisoras de radio en España y América Latina con 28 millones de oyentes. ¿Puede funcionar un grupo de esas características de manera abierta y horizontal? Por supuesto que no. Todo lo que genera es en función de adquirir audiencia y generar beneficios. Quienes participan en él están preparados para lograr ese objetivo. Sin embargo se presentan como campeones de la democracia y la libertad, aseverando que el mercado libre ha triunfado democráticamente y que, por lo tanto, neoliberalismo capitalista y democracia son la misma cosa. Una posición diferente a la de la socióloga canadiense Klein, quien sostiene que el capitalismo actual utiliza la violencia y el terrorismo contra el individuo y la sociedad, y lejos de ser un camino hacia la libertad se aprovecha de la crisis para introducir medidas económicas impopulares. Nosotros, quienes hacemos Malabia, hemos sido influenciados por estas dos corrientes. Todos saben, estaría de más decirlo, de qué lado estamos. Pero mientras una -la de Klein- es una corriente de pensamiento, la otra lo es de acción. Hemos pedido varias ayudas a las administraciones, sobre todo españolas y catalanas. Siempre nos han sido denegadas. Hemos visto luego con estupor que esas ayudas eran otorgadas a entidades sin ningún tipo de compromiso cultural. Es una manera de preservarse, de no comprometerse. Lo decimos porque es bueno que la gente sepa adónde se dirigen los dineros públicos. Acosada por la Cadena CNN -que le pedía soluciones en lugar de tantas críticas-, Klein puso de ejemplo las ocupaciones de fábricas de los obreros argentinos para hacerse con el control de las mismas.Nosotros, desde Malabia, recogemos el guante lanzado por la socióloga. No vamos a desaparecer por falta de subsidios. Tomaremos la fábrica y seguiremos adelante with a little help from our friends (con una pequeña ayuda de nuestros amigos), como aconsejara un día un avispado muchacho de Liverpool.
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