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PRINCESA HECHIZO Y ESPADA
Para Eduardo Gutiérrez de la Cruz
Nace la flor ladeada, hechizo y espada.
Lenta como risa lastima ecos.
Pregona, Cassandra, pena que sobre hombros vendrá.
Princesa rota de los hechizos
andante diurna de lo que sucede
mujer destrozada por fulgores
cuerpo tierra engendrado en azul
triste niña paseante adivinatoria
brazos culpándose cabeza
ojos rictus enfermos de alegoría
Lisi de los desvelos acunando almas
tiempo venoso de árbol
desgracias anochecían sobre tu pueblo
manos que contaron agua del transcurrir
Mariana Pineda de las visiones
sonido de piedras persecutorias
campo alegre en flor desvelo
rojo vestido de siglos perentorios
pirámides piedras pensamiento de lo venidero
adorno de plumas para tu reino
niña bien nacida cuna de brazos la Tierra
expande tus silencios por ruinas
nómbrate paz para los sueños
canta sin agonía al Sol
niña no enfermes de visión.
Se asustó la malvada lengua de los pueblos
los reyes olvidaron a su hija.
Katunes por llegar.
La niña ya no es más flor sino miedo
quien le ve corre para no caer por sus ojos
la niña mala anuncia la ruina de su pueblo
a esa mujer no le den cantos ni sacrificio
la peste se encarnó en su alma
cuenta malos presagios
reina no será por nuestras manos
¡ay! triste cabeza ensortijada de padecer
noche y día entrelazados por formas
niña de los vocablos
ojos de medusa
tanto horror no es posible
calma tu fiebre con yerbas
Ofelia de los sentidos
ibas a ser reina, algún malo donó su mal
regresa canto paseo y flor
no veas cuanto se ha de ver
sacrificio en corazón cantará tu pena.
El corazón no basta.
Cabeza contra piedra y piedra.
Las cuevas están llenas de su pensar.
Los reyes anuncian su olvido haciendo entrega
Tienen hija enquistada los dioses claman
¡ay! Freda por tanto querer ver
carne radiante bien plantada
muslos para retozar en juegos príncipes
vuelta languidez en letanía
elegía tu rostro pechos blandos de retrato
cabello con punta de muertos
arrostras siglos de inanición
cuánto cuentan tus ojos sólo extravío
niña regresa a tu sueño de nácar
viste tu vestido rojo para festejarte regreso
no se vaya tan lejos tu alma.
Llevaron la princesa a una cueva
vacíos sacerdotes y guerreros
apuntalaron su cabeza en una piedra
contra piedra su cabeza
roca y piedra cuentan su visión
las cuevas aún murmuran su aparecer.
Para Eduardo Gutiérrez de la Cruz
Nace la flor ladeada, hechizo y espada.
Lenta como risa lastima ecos.
Pregona, Cassandra, pena que sobre hombros vendrá.
Princesa rota de los hechizos
andante diurna de lo que sucede
mujer destrozada por fulgores
cuerpo tierra engendrado en azul
triste niña paseante adivinatoria
brazos culpándose cabeza
ojos rictus enfermos de alegoría
Lisi de los desvelos acunando almas
tiempo venoso de árbol
desgracias anochecían sobre tu pueblo
manos que contaron agua del transcurrir
Mariana Pineda de las visiones
sonido de piedras persecutorias
campo alegre en flor desvelo
rojo vestido de siglos perentorios
pirámides piedras pensamiento de lo venidero
adorno de plumas para tu reino
niña bien nacida cuna de brazos la Tierra
expande tus silencios por ruinas
nómbrate paz para los sueños
canta sin agonía al Sol
niña no enfermes de visión.
Se asustó la malvada lengua de los pueblos
los reyes olvidaron a su hija.
Katunes por llegar.
La niña ya no es más flor sino miedo
quien le ve corre para no caer por sus ojos
la niña mala anuncia la ruina de su pueblo
a esa mujer no le den cantos ni sacrificio
la peste se encarnó en su alma
cuenta malos presagios
reina no será por nuestras manos
¡ay! triste cabeza ensortijada de padecer
noche y día entrelazados por formas
niña de los vocablos
ojos de medusa
tanto horror no es posible
calma tu fiebre con yerbas
Ofelia de los sentidos
ibas a ser reina, algún malo donó su mal
regresa canto paseo y flor
no veas cuanto se ha de ver
sacrificio en corazón cantará tu pena.
El corazón no basta.
Cabeza contra piedra y piedra.
Las cuevas están llenas de su pensar.
Los reyes anuncian su olvido haciendo entrega
Tienen hija enquistada los dioses claman
¡ay! Freda por tanto querer ver
carne radiante bien plantada
muslos para retozar en juegos príncipes
vuelta languidez en letanía
elegía tu rostro pechos blandos de retrato
cabello con punta de muertos
arrostras siglos de inanición
cuánto cuentan tus ojos sólo extravío
niña regresa a tu sueño de nácar
viste tu vestido rojo para festejarte regreso
no se vaya tan lejos tu alma.
Llevaron la princesa a una cueva
vacíos sacerdotes y guerreros
apuntalaron su cabeza en una piedra
contra piedra su cabeza
roca y piedra cuentan su visión
las cuevas aún murmuran su aparecer.
Tanya de Fonz. Guadalajara, México 1976. Poeta y actriz. Ha publicado Jocabed y la ranura abierta (Plaquette. TAN-MAR Editores 2003, San Cristóbal de las Casas, Chiapas); Pequeño Panfleto en Gran Formato y Otras Cuartillas (Plaquette. TAN-MAR Editores 2003, San Cristóbal de las Casas, Chiapas); Indagación de lo correcto (Virtual. Crunch! Editores 2004, Baja California); De lo roto (Virtual. Crunch! Editores 2004, Baja California); y Ronda de muertos (Editorial Andrógino-Versodestierro 2005, Ciudad de México, D.F.). Ha participado en publicaciones colectivas. Es coeditora de la Editorial Andrógino y forma parte de las Compañías de Teatro El ojo lleno de dientes y la Escena Muda.
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