V+V+V+V+V+V
Antepasados
Un día más sobre las ruinas y mi locura será eterna.
No cierro por completo mis ojos
por temor a que me ataquen
los fantasmas de estos sitios.
Todo aquí tiene una piel transparente y viscosa
se mueve tan despacio que me da vértigo el movimiento
estático
que hace sombra de mi luz recuperada.
Una pluma más de quetzal y vomitaré todas las iguanas
y armadillos
todos los monos y los príncipes insepultos.
Una pluma más de guacamaya y vomitaré todos los
lagartos y garzas
todas las ceibas y cafetales, todas las escalinatas.
Una mancha más de jaguar y vomitaré los lugares
sagrados
todos los caracoles de río y todos los días del
calendario estelar.
Un día más sobre estas ruinas y comenzaré a tragarme
el cuento de nuestra grandeza en el pasado.
Como si no los viera llorar perdidos en los siglos.
Como si
nos los viera suplicar un poco de ayuda.
Como si no los viera buscar escorpiones debajo de sus
camas.
Como si no fueran los eternos cobardes a la muerte.
Grandeza ancestral mi pie sobre la roca.
De amor bajo la luna
En ese jardín donde no nos separaron como a Eloísa y
Abelardo
creamos el amor bajo el lado descarnado de la luna.
Las brujas me besaban mientras tú cerrabas los ojos
los duendes te besaban a ti y mis ojos huían
despiertos.
Dentro de la vegetación la noche era el monstruo
y ahí no llegaba el lamento del hombre
ni el de Tristán ni el de Isolda.
Dentro sólo llegaba el sonido del fraternal abrazo
entre
el vacío y el espanto.
No cometimos el error de nuestros primeros padres
que la piedra lleva en su memoria
y cuenta a las nubes sobre el primer jardín humano.
Y odiamos estar en estos cuerpos.
Y amamos el haberlos conocido.
Pues mi cuerpo es lo deforme del espíritu
y el tuyo la espina del alma.
Valiente aire nocturno consejero de amantes
tímida tierra espantada por el deseo.
Fuego que fue habla en el sudor de Eva
y Adán, hambriento de Lilith,
cuenta que cuenta la historia de Romeo y Julieta.
En ese lejano jardín de nuestra
historia
Novalis cantó a Sofía y Fausto a Margarita.
Entre simetrías de vuelo
Dante vio por vez primera a Beatriz,
Werther se suicidó
y yo te
agarré por la cintura como un demonio abraza
un sueño.
No puedo decir qué tan lejos estábamos de la
perfección.
Y odiamos tener boca y
sexo.
Y amamos el aprender a nombrarlos.
Pues mi sexo es la inspiración del caos
y tu boca el principio de mis palabras.
Es ese jardín lloramos nuestro nacimiento
que era el comienzo de nuestra muerte.
Y concientes del destierro
nos amamos entre tritones y sirenas
gárgolas y arpías
el dedo índice y el medio
entre Chiapas y el infierno.
Un día más sobre las ruinas y mi locura será eterna.
No cierro por completo mis ojos
por temor a que me ataquen
los fantasmas de estos sitios.
Todo aquí tiene una piel transparente y viscosa
se mueve tan despacio que me da vértigo el movimiento
estático
que hace sombra de mi luz recuperada.
Una pluma más de quetzal y vomitaré todas las iguanas
y armadillos
todos los monos y los príncipes insepultos.
Una pluma más de guacamaya y vomitaré todos los
lagartos y garzas
todas las ceibas y cafetales, todas las escalinatas.
Una mancha más de jaguar y vomitaré los lugares
sagrados
todos los caracoles de río y todos los días del
calendario estelar.
Un día más sobre estas ruinas y comenzaré a tragarme
el cuento de nuestra grandeza en el pasado.
Como si no los viera llorar perdidos en los siglos.
Como si
nos los viera suplicar un poco de ayuda.
Como si no los viera buscar escorpiones debajo de sus
camas.
Como si no fueran los eternos cobardes a la muerte.
Grandeza ancestral mi pie sobre la roca.
De amor bajo la luna
En ese jardín donde no nos separaron como a Eloísa y
Abelardo
creamos el amor bajo el lado descarnado de la luna.
Las brujas me besaban mientras tú cerrabas los ojos
los duendes te besaban a ti y mis ojos huían
despiertos.
Dentro de la vegetación la noche era el monstruo
y ahí no llegaba el lamento del hombre
ni el de Tristán ni el de Isolda.
Dentro sólo llegaba el sonido del fraternal abrazo
entre
el vacío y el espanto.
No cometimos el error de nuestros primeros padres
que la piedra lleva en su memoria
y cuenta a las nubes sobre el primer jardín humano.
Y odiamos estar en estos cuerpos.
Y amamos el haberlos conocido.
Pues mi cuerpo es lo deforme del espíritu
y el tuyo la espina del alma.
Valiente aire nocturno consejero de amantes
tímida tierra espantada por el deseo.
Fuego que fue habla en el sudor de Eva
y Adán, hambriento de Lilith,
cuenta que cuenta la historia de Romeo y Julieta.
En ese lejano jardín de nuestra
historia
Novalis cantó a Sofía y Fausto a Margarita.
Entre simetrías de vuelo
Dante vio por vez primera a Beatriz,
Werther se suicidó
y yo te
agarré por la cintura como un demonio abraza
un sueño.
No puedo decir qué tan lejos estábamos de la
perfección.
Y odiamos tener boca y
sexo.
Y amamos el aprender a nombrarlos.
Pues mi sexo es la inspiración del caos
y tu boca el principio de mis palabras.
Es ese jardín lloramos nuestro nacimiento
que era el comienzo de nuestra muerte.
Y concientes del destierro
nos amamos entre tritones y sirenas
gárgolas y arpías
el dedo índice y el medio
entre Chiapas y el infierno.
Marco Fonz de Tanya (Ciudad de México, 1965). Coordinador de talleres literarios. Obra publicada: Los animales mal llamados hombres (1992), Intermedio absurdo en una función de medianoche (1994), Del hominem amorfo (1994), Cantos siniestros a Chiapas (1994), El ojo lleno de dientes (1994) y Los buscadores de Shavana-Lamar (Premio Estatal de Poesía Rodulfo Figueroa/Biblioteca Popular de Chiapas, 2002).
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